LA ESFERA DE LUZ - Sixto Paz Wells
Si uno puede crear lo que cree,
¿Por qué no crear una esfera de luz
en la que pudieras concentrar tus intenciones
y proyectar en ella a quien necesita tu ayuda,
para ayudarla?…
Este es un ejercicio de visualización, pero también de proyección mental y sanación. Consiste en imaginarse como llegan hasta uno las energías del universo, ingresan en nuestro interior y se concentran formando una esfera, la cual después proyectaremos fuera nuestro; y en cuyo interior serán enviadas nuestras intenciones particulares.
Para iniciar el ejercicio vamos a colocarnos todos de pie. Talones juntos, columna recta y los brazos extendidos por encima de la cabeza, juntando ligeramente las palmas y separando los dedos, como en posición de recibir. Cerramos los ojos, y tomamos a continuación una respiración lenta y profunda por la nariz, utilizando como ya conocemos, el diafragma como si fuese un fuelle, de tal manera que al ir inhalando vamos inflándolo hacia delante, no hacia arriba , y al terminar lo vamos contrayendo empujando el aire para llenar la parte baja, media y alta de los pulmones. Retenemos…, y luego exhalamos por la nariz, relajando lentamente el vientre. En el momento que inhalamos, visualizamos como las energías del universo descienden sobre nosotros, ingresando por nuestras manos, por los dedos , concentrándose entre las palmas de las manos y formándose allí una esfera de luz blanca brillante, donde todas las energías se concentran y sintetizan.
Tomamos una segunda respiración, retenemos sintiendo como la energía desciende y se concentra, y como al exhalar, se va consolidando la esfera de luz entre nuestras manos.
Inhalamos por tercera vez…, retenemos… y al exhalar, vamos descendiendo con nuestras manos en dirección hacia la coronilla, como si depositáramos la esfera en nuestra cabeza. Poco a poco separamos las manos y descendemos con ellas siguiendo el contorno del cuerpo, acompañando el desplazamiento de la esfera de luz, la cual seguimos visualizando en nuestra mente que va bajando por la columna vertebral activando uno a uno nuestros centros de energía. Así mismo percibimos la esfera activando la frente, la garganta, el corazón, el plexo solar, los órganos sexuales y llegando a ubicarse a la altura del cóccix . Mientras, hemos ido bajando las manos por los costados, invirtiéndolas de tal manera que los dedos han quedado hacia abajo, ubicándose las manos a la altura de las caderas.
Mantenemos la respiración lenta y profunda, y colocamos las manos sobre las entrepiernas, sin tocar el cuerpo, con los dedos formando un triángulo con la punta hacia abajo. Tomamos una nueva inhalación lenta y profunda…, retenemos… y al exhalar vamos elevando las manos, a la vez que invertimos el triángulo ubicándolo con la punta superior hacia arriba sobre el plexo solar, ligeramente por encima del ombligo. Al hacer esto atraemos la esfera de luz, haciéndola ascender del cóccix , ubicándola precisamente en el plexo solar.
Inhalamos nuevamente…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos hacia delante, imaginando que extraemos la esfera de nuestro interior, y a la vez que la proyectamos hacia el frente ubicándola en el centro de la reunión.
Colocamos ahora los brazos flexionados, palmas de las manos a la altura de hombros, y vamos a proyectar mentalmente hacia la esfera de luz nuestras intenciones particulares. Bastará simplemente visualizar en nuestra mente la imagen de aquella persona, familiar, amigo, conocido o enemigo que necesite ayuda física , mental y espiritual, y decir su nombre en voz baja o alta, como para que con el poder del pensamiento, de la palabra, y del sentimiento podamos ayudar a dicha persona enviándole energía.
Ubicamos nuestras manos juntas a la altura del plexo solar con los dedos formando un triángulo. Tomamos nuevamente una inhalación lenta y profunda…, retenemos…, y al exhalar vamos extendiendo los brazos y las manos hacia delante, a la vez que visualizamos como desciende del cosmos, a través de nuestra coronilla, la energía del color violeta, que es la energía de la transmutación, la magia, la mística y la fe. Esta energía procedente del sol central de la galaxia y de todas las estrellas violetas del universo, desciende, se concentra en nuestro pecho, y se proyecta hacia delante, de tal manera que percibimos como dentro de la esfera de luz, cada persona por la que hemos pedido va siento envuelta por internamente y por fuera por ésta energía que va revirtiendo y transmutando toda enfermedad física, mental o espiritual.
Flexionamos nuevamente los brazos. Colocamos las manos formando un triángulo a la altura del pecho. Inhalamos…, retenemos visualizando como baja del cosmos la energía del color azul marino, que es la energía de la espiritualidad. Esta energía se concentra en nuestra frente , y al exhalar extendemos los brazos proyectándola hacia delante , de tal manera que vamos envolviendo en la espiritualidad a cada persona por la que hemos pedido, fortaleciéndolas para que puedan superarlo todo.
Nuevamente colocamos los brazos flexionados, y las manos en triángulo en el plexo solar. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos… y al exhalar visualizamos a continuación como al exhalar y extender nuestros brazos para delante, desciende a través nuestro desde el cosmos concentrándose en nuestro cuello y garganta. Es la energía del color celeste, que representa el poder de la palabra, de la mejor buena comunicación y relación para con los demás. Esta energía ingresa en la esfera de luz, y envuelve a cada una de las personas por las que hemos pedido, de tal manera que decretamos la salud, la paz, la armonía, el equilibrio, la abundancia y la prosperidad para cada uno de ellos.
Repetimos la flexión de los brazos, colocamos las manos en posición de triángulo e inhalamos con profundidad…, retenemos… y al exhalar extendemos una vez más los brazos y las manos hacia el frente, sintiendo como desciende del cosmos y a la vez asciende de la Tierra a través nuestro, la energía de la luz verde brillante, que es la energía de la sanación y de la esperanza, del amor a la vida. Esa energía que se concentra a la altura de nuestro corazón se proyecta por nuestras manos y pecho hacia cada una de las personas por las que hemos pedido, restaurando en ellas la salud física, mental y espiritual, fortaleciéndolas en la esperanza y en el amor a la vida.
Volvemos con los brazos flexionados, tomamos una nueva respiración y al exhalar sentimos como desciende a través nuestro, una energía de color amarillo brillante procedente del sol y de todas las estrellas amarillas. Es la energía del equilibrio, del poder mental, de la conciencia espiritual, y de la sabiduría. Vamos extendiendo nuestros brazos y manos hacia delante y enviamos esa energía hacia cada una de las personas por las que estamos pidiendo, ayudándoles en su equilibrio y fortaleciéndolas mentalmente.
Colocamos nuevamente los brazos flexionados, con las manos formando el triángulo en el pecho. Tomamos una nueva inhalación , retenemos, y al exhalar extendemos los brazos hacia delante ,visualizando como desciende del cosmos una energía de color naranja brillante, energía de creatividad y de la voluntad, la que ingresa por nuestra coronilla, se concentra en el pecho y en el vientre , proyectándose por nuestros brazos y manos hacia la esfera de luz, y hacia las personas a las que dirigimos esta cadena de irradiación, de tal manera que vamos a fortalecerlas en voluntad y creatividad como para que puedan superar cualquier enfermedad con voluntad y actitudes prácticas y positivas.
Todos visualizamos la energía de color naranja que penetra en la esfera de luz y envuelve por dentro y por fuera a cada una de las personas por las que estamos pidiendo.
Flexionamos nuevamente los brazos, ubicamos las manos en el pecho formando el triángulo. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos y las manos visualizando como desciende del cosmos la energía del color rojo brillante procedente de todas las estrellas rojas del universo. Esta es la energía del amor, de la pasión y el sentimiento. Esta energía desciende y fluye por nuestro cuerpo, proyectándose hacia delante a través de nuestro pecho y las manos, en dirección hacia la esfera de luz y hacia la persona o personas por las que hemos pedido envolviéndolas en amor, lo cual las fortalece y las sana anímica y espiritualmente.
Por última vez flexionamos los brazos, y ubicamos las manos en triángulo en el pecho, visualizando delante de nosotros a la esfera de luz rodeada de un arco iris armónico de color que hace la esfera más grande y brillante. También percibimos a cada persona por la que hemos pedido envuelta en ese arco iris de luz. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos y las manos hacia delante proyectando mayor energía que hace que la esfera de luz se extienda, se incremente en tamaño y en potencia, envolviéndonos a nosotros mismos. De pronto en una explosión de luz la esfera se divide en pequeñas esferas u óvalos de luz que van en dirección hacia cada una de las personas por la que hemos pedido, de tal manera que cada quien recibe inmediatamente lo que necesita en la proporción de lo que necesita.
Relajamos finalmente los brazos, abrimos los ojos y nos encontramos en paz, decretando todos con el poder de la palabra, la magia del verbo:
¡Que así sea!
¡Así es !
¡Así será!
¡Y hecho esta!...
¿Por qué no crear una esfera de luz
en la que pudieras concentrar tus intenciones
y proyectar en ella a quien necesita tu ayuda,
para ayudarla?…
Este es un ejercicio de visualización, pero también de proyección mental y sanación. Consiste en imaginarse como llegan hasta uno las energías del universo, ingresan en nuestro interior y se concentran formando una esfera, la cual después proyectaremos fuera nuestro; y en cuyo interior serán enviadas nuestras intenciones particulares.
Para iniciar el ejercicio vamos a colocarnos todos de pie. Talones juntos, columna recta y los brazos extendidos por encima de la cabeza, juntando ligeramente las palmas y separando los dedos, como en posición de recibir. Cerramos los ojos, y tomamos a continuación una respiración lenta y profunda por la nariz, utilizando como ya conocemos, el diafragma como si fuese un fuelle, de tal manera que al ir inhalando vamos inflándolo hacia delante, no hacia arriba , y al terminar lo vamos contrayendo empujando el aire para llenar la parte baja, media y alta de los pulmones. Retenemos…, y luego exhalamos por la nariz, relajando lentamente el vientre. En el momento que inhalamos, visualizamos como las energías del universo descienden sobre nosotros, ingresando por nuestras manos, por los dedos , concentrándose entre las palmas de las manos y formándose allí una esfera de luz blanca brillante, donde todas las energías se concentran y sintetizan.
Tomamos una segunda respiración, retenemos sintiendo como la energía desciende y se concentra, y como al exhalar, se va consolidando la esfera de luz entre nuestras manos.
Inhalamos por tercera vez…, retenemos… y al exhalar, vamos descendiendo con nuestras manos en dirección hacia la coronilla, como si depositáramos la esfera en nuestra cabeza. Poco a poco separamos las manos y descendemos con ellas siguiendo el contorno del cuerpo, acompañando el desplazamiento de la esfera de luz, la cual seguimos visualizando en nuestra mente que va bajando por la columna vertebral activando uno a uno nuestros centros de energía. Así mismo percibimos la esfera activando la frente, la garganta, el corazón, el plexo solar, los órganos sexuales y llegando a ubicarse a la altura del cóccix . Mientras, hemos ido bajando las manos por los costados, invirtiéndolas de tal manera que los dedos han quedado hacia abajo, ubicándose las manos a la altura de las caderas.
Mantenemos la respiración lenta y profunda, y colocamos las manos sobre las entrepiernas, sin tocar el cuerpo, con los dedos formando un triángulo con la punta hacia abajo. Tomamos una nueva inhalación lenta y profunda…, retenemos… y al exhalar vamos elevando las manos, a la vez que invertimos el triángulo ubicándolo con la punta superior hacia arriba sobre el plexo solar, ligeramente por encima del ombligo. Al hacer esto atraemos la esfera de luz, haciéndola ascender del cóccix , ubicándola precisamente en el plexo solar.
Inhalamos nuevamente…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos hacia delante, imaginando que extraemos la esfera de nuestro interior, y a la vez que la proyectamos hacia el frente ubicándola en el centro de la reunión.
Colocamos ahora los brazos flexionados, palmas de las manos a la altura de hombros, y vamos a proyectar mentalmente hacia la esfera de luz nuestras intenciones particulares. Bastará simplemente visualizar en nuestra mente la imagen de aquella persona, familiar, amigo, conocido o enemigo que necesite ayuda física , mental y espiritual, y decir su nombre en voz baja o alta, como para que con el poder del pensamiento, de la palabra, y del sentimiento podamos ayudar a dicha persona enviándole energía.
Ubicamos nuestras manos juntas a la altura del plexo solar con los dedos formando un triángulo. Tomamos nuevamente una inhalación lenta y profunda…, retenemos…, y al exhalar vamos extendiendo los brazos y las manos hacia delante, a la vez que visualizamos como desciende del cosmos, a través de nuestra coronilla, la energía del color violeta, que es la energía de la transmutación, la magia, la mística y la fe. Esta energía procedente del sol central de la galaxia y de todas las estrellas violetas del universo, desciende, se concentra en nuestro pecho, y se proyecta hacia delante, de tal manera que percibimos como dentro de la esfera de luz, cada persona por la que hemos pedido va siento envuelta por internamente y por fuera por ésta energía que va revirtiendo y transmutando toda enfermedad física, mental o espiritual.
Flexionamos nuevamente los brazos. Colocamos las manos formando un triángulo a la altura del pecho. Inhalamos…, retenemos visualizando como baja del cosmos la energía del color azul marino, que es la energía de la espiritualidad. Esta energía se concentra en nuestra frente , y al exhalar extendemos los brazos proyectándola hacia delante , de tal manera que vamos envolviendo en la espiritualidad a cada persona por la que hemos pedido, fortaleciéndolas para que puedan superarlo todo.
Nuevamente colocamos los brazos flexionados, y las manos en triángulo en el plexo solar. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos… y al exhalar visualizamos a continuación como al exhalar y extender nuestros brazos para delante, desciende a través nuestro desde el cosmos concentrándose en nuestro cuello y garganta. Es la energía del color celeste, que representa el poder de la palabra, de la mejor buena comunicación y relación para con los demás. Esta energía ingresa en la esfera de luz, y envuelve a cada una de las personas por las que hemos pedido, de tal manera que decretamos la salud, la paz, la armonía, el equilibrio, la abundancia y la prosperidad para cada uno de ellos.
Repetimos la flexión de los brazos, colocamos las manos en posición de triángulo e inhalamos con profundidad…, retenemos… y al exhalar extendemos una vez más los brazos y las manos hacia el frente, sintiendo como desciende del cosmos y a la vez asciende de la Tierra a través nuestro, la energía de la luz verde brillante, que es la energía de la sanación y de la esperanza, del amor a la vida. Esa energía que se concentra a la altura de nuestro corazón se proyecta por nuestras manos y pecho hacia cada una de las personas por las que hemos pedido, restaurando en ellas la salud física, mental y espiritual, fortaleciéndolas en la esperanza y en el amor a la vida.
Volvemos con los brazos flexionados, tomamos una nueva respiración y al exhalar sentimos como desciende a través nuestro, una energía de color amarillo brillante procedente del sol y de todas las estrellas amarillas. Es la energía del equilibrio, del poder mental, de la conciencia espiritual, y de la sabiduría. Vamos extendiendo nuestros brazos y manos hacia delante y enviamos esa energía hacia cada una de las personas por las que estamos pidiendo, ayudándoles en su equilibrio y fortaleciéndolas mentalmente.
Colocamos nuevamente los brazos flexionados, con las manos formando el triángulo en el pecho. Tomamos una nueva inhalación , retenemos, y al exhalar extendemos los brazos hacia delante ,visualizando como desciende del cosmos una energía de color naranja brillante, energía de creatividad y de la voluntad, la que ingresa por nuestra coronilla, se concentra en el pecho y en el vientre , proyectándose por nuestros brazos y manos hacia la esfera de luz, y hacia las personas a las que dirigimos esta cadena de irradiación, de tal manera que vamos a fortalecerlas en voluntad y creatividad como para que puedan superar cualquier enfermedad con voluntad y actitudes prácticas y positivas.
Todos visualizamos la energía de color naranja que penetra en la esfera de luz y envuelve por dentro y por fuera a cada una de las personas por las que estamos pidiendo.
Flexionamos nuevamente los brazos, ubicamos las manos en el pecho formando el triángulo. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos y las manos visualizando como desciende del cosmos la energía del color rojo brillante procedente de todas las estrellas rojas del universo. Esta es la energía del amor, de la pasión y el sentimiento. Esta energía desciende y fluye por nuestro cuerpo, proyectándose hacia delante a través de nuestro pecho y las manos, en dirección hacia la esfera de luz y hacia la persona o personas por las que hemos pedido envolviéndolas en amor, lo cual las fortalece y las sana anímica y espiritualmente.
Por última vez flexionamos los brazos, y ubicamos las manos en triángulo en el pecho, visualizando delante de nosotros a la esfera de luz rodeada de un arco iris armónico de color que hace la esfera más grande y brillante. También percibimos a cada persona por la que hemos pedido envuelta en ese arco iris de luz. Tomamos una nueva inhalación…, retenemos…, y al exhalar extendemos los brazos y las manos hacia delante proyectando mayor energía que hace que la esfera de luz se extienda, se incremente en tamaño y en potencia, envolviéndonos a nosotros mismos. De pronto en una explosión de luz la esfera se divide en pequeñas esferas u óvalos de luz que van en dirección hacia cada una de las personas por la que hemos pedido, de tal manera que cada quien recibe inmediatamente lo que necesita en la proporción de lo que necesita.
Relajamos finalmente los brazos, abrimos los ojos y nos encontramos en paz, decretando todos con el poder de la palabra, la magia del verbo:
¡Que así sea!
¡Así es !
¡Así será!
¡Y hecho esta!...
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